lunes, 10 de agosto de 2009

Un Mounstro en el espejo

Les cuento que no soy una persona miedosa y mucho menos impresionable con cosas inexplicables o de historias de miedo o terror. O sea, si estoy caminando por una calle oscura a las 3 de la mañana donde se que me pueden asaltar o estoy en el medio de un monte, solo, digamos que me pongo nervioso. Pero cuando de cuentos de terror se trata nunca conseguí alterarme ni austarme ni un poco. Tampoco puedo disfrutar una buena película de terror.
Después de tanta introducción debo confesar que nunca había estado en un baño con esos botiquines chicos espejados atornillados encima del lavamanos... no se si saben de cuales hablo,
Ir al baño cuando hace frío, es de noche y estás solo no es cosa de miedo. Pero tener que mirarte la cara en ese espejo tan pero tan chico y que necesariamente cuando lo abrís te olvidas de lo que estabas pensando, y cuando lo cerras, otra vez aparece el mundo que está detrás tuyo, de a poco, y esa sensación de que sabés que nada nuevo puede aparecer pero y si aparece... sabes que no tenes mucho espacio y esta justo detrás tuyo.
¿Y porque? Tan sólo porque sabes que no puede pasar, esa impresión de seguridad desaparece un eterno instante y sólo en mi cabeza se crea esa situación de desesperación y angustia.
Sigo manteniendo que no soy una persona que se deje sugerir, sólo me sorprendo cuando la mente se escurre por recovecos que quedaron sin cuidar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario