Tenía su brazo estirado y agarraba fuertemente la muñeca de ella. No importa como llegaron ahí. Ni porque ella colgaba de un precipicio. Sus ojos enormes y temblorosos lo miraban.
Pasaron minutos y otros más. La fuerza de su mano no mengüaba, se hacía cada vez más fuerte. Se armó de un valor todavía mayor y le dijo:
- No sé si voy a poder levantarte. Pero te prometo, no voy a dejarte caer.
Una sóla lagrima cayó de su rostro, al de ella. Al unirse esa lágrima con otras más que tenía en su cara hermosa y redonda, fue el peso junto de esas lágrimas las que cayeron al vacío y murieron, ella no.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
"no voy a dejarte caer..."
ResponderEliminarDivino.
Al unirse esa lágrima con otras más que habían en su cara hermosa y redonda, fue el peso.
ResponderEliminarRevisate eso. Por que aquello que "fue el peso" está metido adentro del circunstancial. :S
muchas gracias!!, gracias por pasar
ResponderEliminar